4 de noviembre de 2011

GLOBAL METAL

GLOBAL METAL – SAM DUNN 2008
Continuando con las aventuras de nuestro ínclito aventurero (y también antropólogo y Metalhead en su tiempo libre), Sam Dunn nos presentó en 2008 la segunda parte de Metal, A Headbanger’s Journey, de la que ya os hablé en la anterior Hush. Esta segunda parte empieza allá donde había acabado la primera, en el Wacken. Tras una breve presentación o resumen de la anterior (el Metal como cultura; Black Sabbath, Deep Purple o Blue Cheer como cimientos de lo que vendría tras ellos; aquellos personajes del mundillo que fueron entrevistados por él (Dickinson, Lemmy, Dio, Alice, Dee Snider…), nos presenta ahora al Metal no como simplemente música o un subgénero de la misma, sino como una Identidad. Pero frente al origen y evolución del Metal, tratado en su anterior publicación, en esta segunda se plantea, en un mundo globalizado como éste, qué es lo que tiene que decir el Metal en países, a priori, fuera de esta corriente (Indonesia, Irán, Israel…) y qué tienen estos países que decirnos en cuanto a ello. Para empezar, todos recordamos múltiples discos en directo que fueron grabados en Japón (el Live in Japan de los Priest o el Made in Japan de Deep Purple…) y también bandas que en su momento tuvieron mucho que decir, pero cuyo origen está fuera de Inglaterra o los States (como, por ejemplo, Sepultura). En definitiva, el Heavy Metal como una parte más de la globalización. Global Metal.1. Brasil: tras la dictadura que finalizó en 1985, una eclosión de bandas nacieron a la par que la democracia en este país ahora emergente. Como prueba de todo ello está, sin duda, el Rock in Río del 85. El Metal no ha sido para los brasileños algo que los haya liberado. Más al contrario, era algo que estaban suplicando. Tras una entrevista a Iron Maiden, quedan claras dos cosas: la primera, el Heavy Metal como la banda sonora de un nuevo Brasil libre y democrático y, segunda, Sepultura como abanderado de un Brasil, no sólo conocido por Pelé, la Samba o el Carnaval. Finalmente, hace notar la inclusión de instrumentos tradicionales en Sepultura (Roots), que chocó al principio con los fans más ortodoxos de la banda, pero cuyo objetivo final era no copiar simplemente aquello que venía del Tío Sam, sino tener su propia identidad.
2. Japón: otra cultura completamente distinta a la anterior, pero ¿cómo encaja el Heavy Metal en una cultura tan estereotipada y hermética como la nipona? Los fans, muy correctos ellos, no dudarían tras un concierto, en recoger la basura y poner todo en orden antes de irse a sus casas. Es otra manera diferente a la occidental de expresarse. Muy demoníacos ellos en los conciertos, pero fuera de ellos la cosa cambia. Suena Highway Star mientras un grupo de fans se dirige a un local, el Blackmore’s, en donde se reúnen los metaleros más veteranos. Dice Masa Itoh: “Deep Purple llegó a Japón en 1972. Antes de eso, creía que Deep Purple tenía un estilo de tocar organizado y estructurado. Pero no era así: venían incorporando cada vez más y más improvisación en su interpretación. El resultado fue una locura. Nunca habíamos visto algo así. Todos se agolparon al frente del escenario del Budokan. Ritchie volteaba su guitarra boca abajo. Deep Purple se convirtió en una leyenda esas noches. (…) Kiss llegó algunos años después. Al bajar del avión, venían con su maquillaje y disfraces completos. El problema fue que no pudieron pasar por inmigración, y tuvieron que quitarse el maquillaje para poder pasar. Luego volvieron a maquillarse y a ponerse sus vestuarios. Después, miles de fans se abalanzaron sobre ellos. Si vieras los videos de cuando llegaron en los 70 te desmayarías. (…) En Japón, por el maquillaje, Kiss también nos recuerda al teatro Kabuki. Creo que por eso, muchos japoneses sintieron cierta intimidad con ellos”.
En definitiva, Japón, un país único, pero ¿han hecho ellos algo en particular por el Heavy Metal? Marty Friedman (Megadeth) cree que el Heavy Metal es anglosajón y que en el resto de los países se hacen variaciones del mismo, imbuidos en sus raíces culturales. Por ejemplo, en Japón, el Visual Kei, movimiento estético entre músicos japoneses que surgió en base al rock japonés mezclado con el Glam Rock, el Metal y el Punk. Se puede decir que el grupo X-Japan es la banda más versátil. Lo más extraño de todo esto es que muy probablemente, los fans de este estilo de música, nunca hayan escuchado a Metallica. Por ello, son dos estilos de música, el Heavy y el Visual Kei , muy parecidos pero también inconexos entre sí. Visual Kei no es Heavy Metal y viceversa.

3. India: la cuna de Bollywood tiene al heavy Metal como la contrapartida a las imposiciones de la tradición, la religiosidad y normas familiares. En un hotel se realiza un concierto de Metal Extremo y una boda tradicional al mismo tiempo. La discriminación religiosa, social y sexual basada en la tradición se enfrenta al mundo del Metal (localizado en personas pertenecientes sobre todo a profesiones liberales). Una clase media emergente que encuentra en el Metal una vía para conectarse a una cultura global. Music is one language.
4. China: Confucio, Comunismo, Tradición. Antes del 94, la música Metal entraba en el país gracias a estudiantes en el extranjero, hijos de diplomáticos o trabajadores de multinacionales, que hacían copia de lo que fuese. Las bandas chinas de Metal reflejan en sus letras las injusticias, la insuficiencia política y la corrupción del Gobierno. También, el bajo estándar de vida, la pobreza y el trato injusto, especialmente a la mujer.
5. Indonesia: pobreza, corrupción, una fuerte escena underground. Cultura fuertemente politizada donde es prácticamente imposible desarrollar una cultura musical como la que nos atañe.
6. Israel: buenas bandas locales, naturalmente de fuerte influencia americana, como Orphaned Land, Arallu o Salem. Esta última, Salem, encribió en los 90 la canción “Millions Slaughtered”, sobre la Shoah. Recibieron, ¡atención, Sr, Amoedo!, una carta de un tal Varg Vickernes (alias Count Grishnack), creador de un grupo noruego llamado Burzum, de Black Metal, y que anteriormente había pertenecido a Mayhem (también de Black Metal); pues bien, este tal Vickernes les dijo que la música que creaban era muy buena, pero las letras eran una mierda. Salem le contestó que no querían tener nada que ver con él (actualmente en prisión; en números posteriores de Hush os contaré la historia del infame Count Grishnack, qué fue aquello del Inner Circle en Noruega en los 90 y la apoteosis del Black Metal escandinavo). ¡Cual sería la sorpresa de Salem cuando, semanas después, la policía israelí les preguntó quién les odiaba tanto en Noruega, puesto que habían recibido una carta-bomba para ellos!
En el documental, también se habla de Slayer y su “Angel of Death”, tema que tuvo una fuerte repercusión mediática en su época, llegando a tildárseles incluso de antisemitas.
7. Irán: totalmente restringido en el país, tachado de inmoral y satánico, pocas bandas conocidas (quizá SDS sea la que más). El público obligado a presenciar sentados los conciertos de estas bandas, que no pueden contener letras, muy dañinas para la integridad moral del país. Por ello, en países como estos, se ven obligados lo fans a descargarse la música por Internet, dado el nulo mercado de fuentes originales.
Que lo disfruten.!!

METAL, A HEADBANGER'S JOURNEY

METAL, A HEADBANGER’S JOURNEY – SAM DUNN - 2005
Obviando los subproductos telebazofia como The Osbournes de la MTV, que, realmente, dan vergüenza ajena, o como Supergroup de la VH1 (Scott Ian, Ted Nugent, Sebastian Bach, Jason Bonham y Evan Seinfeld) y sobre todo, Rock of Love de la tv.com, con Bret Michaels como protagonista, todos estos programas, como todos aquellos de la serie de VH1 Behind The Music, en los que se realizan retrospectivas de muchos grupos musicales – aunque de manera más o menos sensacionalista-, estamos asistiendo, actualmente, a una avalancha de Biopics de muchísimas bandas que amamos: Rush (Beyond the Lighted Stage), Anvil (El Sueño de una banda de rock), Lemmy…

Uno de las primeras producciones cinematográficas que hacen una revisión del Rock Duro es ésta: Metal, a headbanger’s journey. Trata del viaje de Sam Dunn, un joven canadiense que, tras haber estudiado antropología, y por ende, la radiografía de numerosas culturas, quiso así ahondar en el análisis de la Cultura Musical que hoy llamamos Rock Duro (en particular, Heavy Metal).

Empezando con imágenes del famoso Heavy Metal Parking Lot, como una especie de introducción a lo “Spinal Tap”, nos introduce en la polémica creada a mediados de los 80 con la PMRC (Parental Music Resource Center) de la que saldría, por ejemplo, la infame etiqueta ‘Parental Advisory – Explicit Lyrics’ que aparecen en las carpetas de numerosos discos. El origen de esta controversia fue la clasificación de la música Rock y Pop (Madonna y Prince también estaban en la lista de los “15 sucios”, junto a Ozzy, Judas Priest, Twisted Sister, Black Sabbath…). Pero de este tema hablaremos un poco más adelante.

Sam Dunn relata su paso desde su predilección por bandas de la NWOBHM al Metal más extremo: Entombed, Sepultura, Mayhem… y comienza, así, el viaje, proponiendo una primera cuestión: ¿cual puede calificarse como primera banda de Heavy Metal?

ORIGENES:

Para Geddy Lee (Rush) es sin duda Blue Cheer. Para Lemmy, Deep Purple (cito textualmente, “la primera banda con una gran puesta en escena y los primeros en utilizar pirotecnia”, para otros, Led Zeppelin, pero para la mayoría de los encuestados, la número uno es Black Sabbath. Por todo ello, nuestro prota se embarca en un viaje a Birmingham para entrevistar al padre de la criatura, Tony Iommi.

EL SONIDO:

Pero, ¿de dónde surge, entonces, esta fascinación por lo oculto? ¿Por qué Black Sabbath se erige como el creador de todo este invento? La solución: el sonido. No es suficiente la utilización de guitarras eléctricas, con una gran amplificación y distorsión, con profundos sonidos de bajo y batería y con un vocalista que, generalmente con fuerte voz aguda, se aúpe por encima de todo ello. Es la utilización (y cito) de la nota Tritón la que hace que se nos erice los pelos de la nuca al escuchar temas tan tétricos y terroríficos como el propio “Black Sabbath”, o “Iron Man”.
Continúa, pues, su viaje hacia Londres, donde tendrá ocasión de entrevistarse con Bruce Dickinson en el santuario Hammersmith Odeon.

RAICES:

Los músicos y especialistas musicales entrevistados centran como origen primigenio de este estilo de música en la música clásica oscura, como Wagner, y en el blues del sur norteamericano. En la primera, se dice que si Wagner viviese en nuestros días, perfectamente podría tocar en Deep Purple, Beethoven en Led Zeppelin y Eddie Van Halen podría compararse perfectamente a Mozart. Con respecto al segundo, al blues, grupos como Rush o Black Sabbath mismos se sienten herederos del blues sureño americano.

ENTORNO:

Centrado en orígenes humildes, el entorno industrial de las factorías, el impacto ambiental, el ruido, el origen no acomodado, los cementerios y los símbolos religiosos, la alienación adolescente como parte primordial de la psique, han propiciado el origen de numerosas bandas (Sabbath en Aston, UK; Slipknot en Iowa, US) como válvula de escape y negación de este mundo. Como anécdota, “Working Man” de Rush suena de fondo.

FANS y CULTURA:

Contra los fans de Shania Twain, Britney o Avril Lavigne, cortados todos ellos por el mismo patrón, ingentes masas de adolescentes vestidos en negro levantan el dedo índice y meñique al unísono. Por ello Sam Dunn viaja ahora al Wacken Open Air Festival para comprobar como más de 40.000 almas se reúnen al abrigo de la música. 40.000 fans con un mismo uniforme: pelo largo, cuero negro y la plata de las tachuelas, cierta actitud tribal, pero, ¿son todos iguales? Para Sam Dunn, no: dentro de un mismo tronco, desglosa el Heavy Metal en una lista de subtipos sin fin: Harcore, Nu Metal, NWOBHM, Death Metal, Black Metal, Hard Rock, Shock Rock, Death Metal Sueco, Power Metal, Progressive Metal, Glam Rock, Pop Metal, A.O.R., Symphonic Metal, Thrash Metal, Black Metal Noruego, Grindcore, New Wave of American Metal, Metalcore, Grunge, Gothic Metal, Industrial Metal… que los identifica y clasifica, tanto en cuanto a las letras de su música, como en maneras de vestir diferentes.
El prota realiza sendas entrevistas a Mayhem (para olvidar) y a Ronnie James Dio, el cual explica el origen de la utilización de los cuernos al aire como simbología metalera.

CENSURA:

Volvemos al principio. Ocho grupos de los 15 que integraban, para PMRC, la lista de los más sucios, eran de Metal. Incluso en los 80, Dee Snider, cantante de Twisted Sister llegó a testificar en el Senado norteamericano por la cualidad de las letras de muchas canciones, frente a, entre otros, Al Gore, que sería posteriormente vicepresidente de US bajo el mandato de Bill Clinton. Como ya dije anteriormente, se llegó a crear la etiqueta Parental Advisory, clasificando la temática musical en cuatro grupos: O, de occult, X, Sexual, D/A, drug or alcohol y V, violence. Ver para creer: un país censor en el que puedes comprar armas a tu antojo en hipermercados como el Wal Mart.

GENERO Y SEXUALIDAD:

Desde la masculinidad a tope, tipo Manowar al Glam Metal de Sunset Blvd., tipo Motley o Poison; del cuero y tachuelas a la seda. Dee Snider hace una broma al respecto, genial. Se ha pasado de un género musical de hombres para hombres (salvo contadas excepciones, léase Girlschool, Lee Aaron, Lita Ford o Doro, a grupos integrados sólo por mujeres (Vixen, Kitie) a incluso mujeres liderando grupos extremos (como Angela Gossow y su Arch Enemy). Nota aparte figura el caso de Rob Halford, que hizo temblar los cimientos del género cuando hizo pública su orientación sexual (a pesar de los indicios que mostraba con su vestimenta, tipo bar gay de Frisco Bay).

RELIGION Y SATANISMO:

Desde la cruz invertida del primer LP de Black Sabbath, pasando por el pentagrama utilizado siempre por Slayer; nos tenemos que trasladar a ¡principios! de los 80 para tener constancia de los primeros grupos que utilizan la temática antirreligiosa, mal llamada satanista o satánica, con grupos como Venom, Slayer, Sodom, Bathory o Mercyful Fate.
En este momento Alice Cooper hace una sátira hacia este movimiento de metal extremo muy curiosa. Ahora bien, si Venom y Slayer no son satanistas, ¿qué es entonces el Black Metal noruego? ¿Qué fueron si no la quema de las famosas iglesias de madera en el 92 y 93? ¿Qué fue de Varg Vikernes (alias Count Grishnack) y el asesinato de Euronymous, entre otros? ¿Qué fue el Inner Circle sino la reunión de componentes de estas bandas para, fruto de su fanatismo, cometer incluso asesinatos en nombre De Misteriis Dom Satanas? Pero esto ya os lo contaré en la próxima Hush.
Mayhem, Gorgoroth, Emperor, Enslaved… una actitud pseudo nazi, junto con una religiosidad cercana al paganismo, con una imagen feroz que utiliza el Corpse Paint o pintura tipo Mercyful Fate que, en realidad, enmascara una paupérrima calidad instrumental y musical.
En definitiva, una visión algo parcial de la historia del género, pero de agradable visionado. El Metal como válvula de escape de las frustraciones cotidianas y a la vez un refugio.

THE BOAT THAT ROCKED

Radio Encubierta.
Estrenada en 2009, su recorrido se puede basar en dos direcciones complementarias. De un lado, la Inglaterra de los 60 en donde las radios piratas tratan de socavar el puritanismo de las radios oficiales, como la BBC, y de los políticos (un genial, como siempre, Kenneth Branagh), de la época. De otro, la trayectoria vital en el filme de un adolescente, que tras haber sido expulsado del colegio, entre otras cosas, por haber fumado sustancias extrañas, es enviado por su madre (Emma Thompson) al lado de su padrino, personaje interpretado por Bill Nighy. Éste, comandando un barco pesquero en las aguas del Mar del Norte, dirige una emisora pirata, formada por una heterogénea, ecléctica, inverosímil troupe de pinchadiscos (desde Philip Seymour Hoffman a Chris O’Dowd y Catherine Parkinson).
Estos dos últimos, Chris O’Dowd y Catherine Parkinson, protagonizan una serie británica de gran éxito (The It Crowd, en España, Los Informáticos). Para aquellos de vosotros que tengáis Internet y sepáis inglés, os la recomiendo encarecidamente (sobre todo, en versión original, dado que con el doblaje se pierde el 80% de su humor).
Volviendo con Radio Encubierta (The Boat That Rocked), además de un elenco estupendo (nada menos que Hoffman o Thompson), no podía faltar Kenneth Branagh que protagoniza al estirado y temible ministro Dormandy que quiere acabar con la recua de drogadictos y fornicadores que pululan en sus aguas y que, por el contrario, representan un soplo de aire fresco en las opresivas, rancias y reprimidas tierras anglosajonas de los años 60.
El director y también guionista Richard Curtis desaprovecha, en mi opinión, una oportunidad estupenda de recrear el ambiente de la época y el resultado general de la película flojea un poco en dos cuestiones imprescindibles.
La primera, la duración de la misma: no deja de ser una comedia de situación, con parodias y guiños de típico humor británico. De ahí a que dure casi 130 minutos hay un abismo, y con 90’ hubiese quedado redonda. Tantos minutos intentando dar protagonismo a un - tan numeroso- elenco coral hace que al final la peli pierda un poco de fuelle.
La segunda, la banalidad de sus 30 últimos minutos: la aparición en tromba de múltiples artefactos marinos para salvar a nuestros héroes de un trágico final se inspira de las infames películas norteamericanas de Coca Cola y palomitas que, lo que nos faltaba, sólo nos falta aplaudir como bobos como cuando Superman acaba salvando a la Tierra, o como cuando el Séptimo de Caballería acaba con los crueles Sioux y arranca a la bella dama de sus garras.
Pero no todo son defectos, ¡ni mucho menos!: el humor, a veces demasiado amable y optimista, alcanza cotas sobresalientes; la Banda Sonora Original es de aúpa: Kinks, Stones, Hendrix, Beach Boys, Who… ; en los créditos finales, para hacer resaltar aún más si cabe la calidad de la música que mamamos, aparecen las portadas de célebres vinilos de todos los tiempos: entre otros muchos, So de Peter Gabriel, Nevermind de Nirvana, Get a Grip de Aerosmith, Police, Elton John, Kraftwerk, Stooges, Van Morrison, Lou Reed, Smiths, Beatles, King Crimson, Springsteen, Phil Collins, etc.
Como curiosidad, una de las secuencias más aterradoras que contiene la película se produce, casi al final de la misma, cuando uno de los protagonistas (no voy a decir quién es, para no desvelaros una de las tramas que contiene), lucha denodadamente contra los elementos para salvar, si puede, uno de los vinilos que posee. Da pavor ver como se pierden joyas del rock de todas las épocas y ¡tener que decidir entre todos ellos cuál salvar! Da escalofríos.
En definitiva, sex, drugs and rock and roll y muchas risas.

UNA DURA ADICCIÓN

Para William Butler Yeats, una epifanía es ‘a sudden spiritual manifestation’, esto es, una ‘repentina revelación espiritual’. Quiere ello decir que, en un momento determinado, aquello que durante tiempo estás buscando, consciente o inconscientemente, se presenta ante ti de manera inesperada, dejándote boquiabierto, sorprendido, de un despertar no anunciado con anterioridad. Para mí, la epifanía purpeliana la sitúo en Vigo, un lejano ya 19 de septiembre de 1998.
Nadie quería (o podía) acercarse por el campo de fútbol de As Travesas para asistir al concierto de Deep Purple que habría de celebrarse esa tarde-noche, de no ser por mi amigo Alberto. Los dos, preparados para asistir a un concierto de tal magnitud en nuestra tierra (él ya tuvo ocasión de asistir a otros magnos eventos pero fuera de la ciudad), nos dispusimos a pasar unas horas previas de cerveza y rock and roll en un garito cercano. Fue allí donde me encontré por primera vez con un fanzine, catálogo purpeliano, revista o como queráis llamarlo: tenía en mis manos el número 11 de la revista Hush.
Después de leerla durante un rato, esperé la ocasión de esconderla bajo la chupa vaquera... Del concierto celebrado en Vigo ya se ha hablado de sobra, en los números posteriores de la misma. Es por ello que me centraré en lo que sigue:
No llegaba el momento de volver a casa para releer nuevamente este compendio de artículos de Deep Purple y familia, sobre todo teniendo tan fresco, en la retina y en la memoria, una experiencia rockera de tan magna solemnidad como la que habíamos vivido previamente.
No fue esa noche la primera vez que había oído hablar de Gillan, Glover y compañía. Muchos años antes, unos cassettes del hermano mayor de otro amigo (Juan Carlos), me pusieron sobre la pista: eran unas recopilaciones que, imagino, habría hecho para su disfrute, entre las que (recuerdo) estaban (entre otrros) Ted Nugent, Black Sabbath y ocupando casi por completo la cara B de una de estas cintas, el Space Truckin del Made In Japan.
Tenía que comprar ipso facto el concierto de estos talentos. ¡Ya!. Inmediatamente... por lo que le propuse a mi padre dar un paseo... con la intención de meterlo en el Corte y... ¡hostia puta! Ahí está. Papá.... Rasca la cartera, ‘enrrollao’. Etc. El resto ya es historia.
Naturalmente que esos tiempos fueron el inicio de una adicción al rockerío que persiste hoy en día. Claro que antes del 19 dichoso, ya habían pasado por mis manos muchos otros álbumes de Purple, Rainbow, Whitesnake, etc., pero en esas fechas yo pasaba por una etapa un tanto rocambolesca: mientras mis amigos, como Alberto o Miguel Leppard pasaban las horas con Gary Moore, Thin Lizzy, Def Leppard y otros, a mi me dio por la caña: no dejaba de escuchar una y otra vez todo lo procedente de Alemania (Kreator, Destruction, los primeros Helloween, Sodom), de USA (Anthrax, Metallica, S.O.D.)... Bueno, ya podéis ir haciéndoos una idea.
Desde ese 19 de septiembre, y pese a que todavía aún hoy en día los sigo escuchando, Venom, Slayer, Overkill, Death Angel, Sepultura... descendieron de categoría: se quedaron en la Segunda Divisón de mis escuchas metaleras y, por el contrario, subieron a la primera división nuestros amigos y toda su vasta familia, amén de todos aquellos que, sobre todo en los ochenta, hicieron las delicias de nuestros oídos.
Esto en cuanto a los Purple. En cuanto a la revista... ¡Allá vamos!
Después de leer y leer ese numero 11 de Hush, me puse sobre la pista de una peluquería que tenía un extraño nombre en letras góticas: Blackmore, y que, para más inri, ¡estaba a 100 metros de mi casa! Pues allí me veis a mí, entrando en una peluquería de señoras y gritando: ¡¡¡Hay alguien aquí que tenga alguna relación con el rock, Purple, Hush... ¡!! Creo que alguna de aquellas señoras debió de quedar alucinada, al verme entrar de aquella guisa. Gracias que una de las chicas que allí trabajaba, contestó. ¡¡¡ Quiero comprar ya todos los números de esta revista ¡!!
Después del shock inicial, se prestó gustosamente a facilitármelas, pero tendría que hablar previamente con un tal ¡Carlos!
Una semana después ya las tenía en mi poder y tras atar una serie de cabos sueltos (Carlos, la calle Doctor Cadaval, Elepé...), unos días mas tarde me presenté el trabajo de Carlos, sin conocerlo de nada, y desde entonces persiste una gran (y rockera) amistad que va para el undécimo aniversario: ¡¡Felicidades!!

DORO, 15 MAYO 2009

Doro
Sala Ah Vigo 15-05-2009

Tras la firma de discos, en la tienda Tipo, en la que nuestra Metal Queen se mostró muy humana, muy simpática y para nada engreída o endiosada como lamentablemente tenemos que ver a otros músicos (p.e. Malmsteen), firmando discos, entradas, etc. y sacando fotos sin pausa, nos dispusimos, el que escribe y su mujer, Carmen, a disfrutar de una noche rockera en la sala Ah.
Los teloneros, cuyo nombre ni venía indicado ni los flyers ni en los posters que se veían por la ciudad, desgranaron una tanda de versiones de Pantera (de hecho, el grupo se llama Display of Power ¿¿?? y son de La Coruña). Pese a no ser nada malos, el problema fue que su descarga atronadora de hardcore y metalcore quedaba un poco fuera de lugar: sólo había que ver las caras de la mayoría de asistentes que, ya entraditos en años, lo que queríamos era disfrutar de una buena banda de hard rock ochentera.
Tuvimos que esperar hasta las 12 de la noche, pese a que el evento estaba anunciado para las 10, ya que tras los teloneros, la prueba de sonido se hizo eterna. Pero mereció la pena, ya que el sonido fue perfecto, espectacular.
Tras arrancar con Earthshaker Rock, un clásico de la anterior banda de Dorothee Pesch, Warlock, el concierto terminó dos horas más tarde con el tema Fight. Las caras de satisfacción de los que nos marchamos, nada más terminar el concierto (y es que ya no estamos, algunos, para muchos trotes), era total. Entre ambos temas, se pudieron escuchar temas de todas las épocas. Desde Burning The Witches, del primer álbum homónimo de Warlock, y del que también tocaron Metal Racer; también hubo lugar para pequeñas sorpresas: una versión semi-acústica del himno Breaking The Law, de los Priest, un solo de batería nada aburrido del loco Johnny Dee y lo mejor: tras acercarse a las primeras filas de la audiencia, preguntó qué temas querían que tocasen y, obedeciendo a una chica que se lo pidió, también tocaron Metal Tango. Tras dos bises, el concierto se completaría con la balada Fur Immer, coreada casi íntegramente por el respetable, el clásico All We Are (del disco Triumph and Agony), I Rule The Ruins, You’re My Family, Above The Ashes, la cañera Hellbound, tema-título del segundo largo de Warlock, y también temas del nuevo disco de la rubia teutona, Fear No Evil, entre los que se destacó On the Run y Night of the Warlock.
Pidiendo constantemente la participación del público, desde el mismo inicio del concierto, se logró una complicidad músicos-público que, sumada a un repertorio muy variado en cronología e intensidad, hicieron muy bien empleados los 25 € que costó la entrada. Ahora sólo nos queda esperar qué nos ofrecerán, sólo una semana más tarde y en la misma sala, la buenísima banda viguesa The Mirage y la banda de Joe Lynn Turner.

SET LIST:

- EARTHSHAKER ROCK
- I RULE THE RUINS
- BURN IT UP
- YOU´RE MY FAMILY
- INTRO - BLACKOUT
- NIGHT OF THE WARLOCK
- BURNING THE WITCHES
- METAL RACER
- HERZBLUT
- TRUE AS STEEL
- ABOVE THE ASHES
- ON THE RUN
- SOLO DE BATERIA
- HELLRAISER
- HELLBOUND
- BREAKING THE LAW (VERSION JUDAS PRIEST)
- ALL WE ARE
- ALWAYS LIVE TO WIN
- EAST MEETS WEST
- FUR IMMER
- METAL TANGO
- FIGHT